Emociones de la mamá que alimenta con biberón

Soñabas con dar el pecho, pero no ha funcionado. Estás muy molesta, luchando contra las emociones negativas, haciendo preguntas que te duelen aún más. Te preocupa que la alimentación con biberón no le proporcione a tu bebé todo lo que obtendría con la lactancia materna. Aquí puedes leer cómo se desarrolla un vínculo entre la madre y el bebé, y por qué no debes seguir llorando por no poder darle el pecho a tu pequeño.

Data publikacji: 09-08-2018 Data modyfikacji: 31-07-2019

"Debo admitir que antes de quedarme embarazada, había leído poco acerca de la lactancia materna. Me había concentrado más en la ropa, el equipo, la cuna o incluso los juguetes. La lactancia materna debía ser natura. Pero no fue así… me tuvieron que hacer la cesárea. Me dijeron que no tenía leche, y que esto era normal después de una cesárea. Creí en lo que me dijeron. Más tarde, cuando llegó la leche, mi hijo no quiso tomar pecho, sino que prefería seguir usando el biberón. En lugar de ayudarme, el médico me dio pastillas para detener la lactancia. 

Todavía sigo molesta y enfadad por esto, porque las cosas podrían haber sido diferentes si hubiera ido a otro hospital."

Kinga, 33

 

"Mi hija rechazó tomar pecho cuando tenía dos meses. No pude hacer nada para cambiar esa situación. Lloré durante una semana más o menos, antes de convencerme de que eso no me hacía peor madre."

Sylwia, 22

 

" Soy enfermera, por lo que no hace falta que nadie me convenza sobre los beneficios de la lactancia materna. Cuando mi hija dio a luz, era obvio que toda nuestra familia daría el pecho, Sin embargo, esto se convirtió en un drama que duro varias semanas. Fuimos a pedir ayuda a las matronas y asesores de lactancia, utilizamos diferentes métodos y técnicas, pero la lactancia resultaba muy dolorosa para mi Elwira. Cuando se acercó el momento de la lactancia y ella se disponía a sujetar al bebé en su pecho, vi miedo y pánico en su cara.

Entonces le dije que podía extraerse la leche y dársela a su bebé en un biberón. Elwira gritó que era una mala madre, que lo lograría y que el dolor que sentía no era nada.

Ahora que Elwira está esperando su segundo bebé, ya hemos asumido que podrá darse la situación en la que tenga que usar biberón. Si ella es capaz de extraerse la leche sin dolor, lo hará con su propia leche, pero si no es así, lo hará con la fórmula."

Alina, 48

 

"Desde el principio tuve claro que no daría el pecho por varias razones. Creo que no tengo que justificarme. Sin embargo, desde el principio me sentí bajo la presión de que debía hacerlo porque `era lo mejor´. Podría dárselo a mi bebé. ¡Aguanta! ¡Lo mejor es el amor y una mamá feliz! 

Debo admitir que más tarde comencé a decir que no podía dar el pecho, y no que no quería hacerlo. Entonces, en lugar de ser condenada por ello, la gente sentía simpatía por mi situación.

Sí, sentí el terror de la lactancia. Ojalá las mujeres tuvieran derecho a elegir si quieren dar el pecho o no."

Joanna, 28

 

"Cuando superé la subida de la leche materna, tuve que luchar contra la baja producción de esta. Bebí té para estimular la lactancia, mucha agua, e incluso hice meditaciones. Mi bebé seguía perdiendo peso, por lo que tomamos una decisión sobre la suplementación. Lloré desconsoladamente de camino de vuelta del pediatra. Lloré mientras preparaba la fórmula y se la daba a mi bebé. Lloré el baño y sobre el hombro de mi esposo, porque ¿qué clase de madre soy, si no soy capaz de alimentar a mi propio bebé?."

Paulina, 24

 

"Debido a la presión que hay sobre la lactancia, también me siento culpable, pero aún así mi intuición me dice que no soy una mala madre. Amo a mi bebé, cuido de él, lo abrigo, lo mezo y le susurro cosas bonitas. Afortunadamente, hay muchas mamás que alimentan a sus pequeños con biberón y podemos ayudarnos mutuamente, por ejemplo, en foros de internet."

Agata, 23

 

Aquí os hemos mostrado una selección de diferentes historias sobre algunas mamás. Podríamos seguir con muchas más: mastitis, dolor en los pezones, cómo buscar ayuda, preocupación, noches enteras llorando, sensación de presión, la influencia de las personas que nos rodean, el sentimiento de arrepentimiento y vergüenza, etc.

Sí, realmente el tema de la lactancia materna frente a la alimentación con biberón es un tema muy controvertido. Lo mejor para ti es estar en el medio. Si no das el pecho al menos a los 6 meses de vida de tu bebé, es posible que no comprendas esta situación. Y según la opinión general, alrededor de los 18 meses debes destetar a tu bebé. Cuando des el pecho por durante más tiempo, puede suceder que te reprochen que el tiempo de lactancia es demasiado largo y que no es bueno para tu bebé, y que sólo satisface tus necesidades emocionales. Tú das el pecho, y el bebé llora, es posible que escuches hablar sobre la leche sin valor nutritivo. Das la leche de fórmula y escuchas comentarios críticos. Cuando busques información verás opiniones sobre resultados de pruebas médicas, opiniones positivas, todas ellas supervisadas, `según el punto de vista de…´, por la OMS (Organización Mundial de la Salud) que desea promover la lactancia materna pensando en las madres pobres de países del Tercer Mundo, o por los productores de la fórmula infantil…

Y en medio de todo esto, estás tú: tú, mamá y tu pequeño bebé. Y no olvides ni por un momento que tú y tu bebé sois lo más importante. Y aunque sea difícil, concéntrate en ti misma y piensa qué es lo realmente importante y qué quieres para tu bebé.

Vínculo y cercanía durante la alimentación con biberón

Already more than 60 years ago there was a breakthrough in developmental psychology in perception of Hace más de 60 años hubo un gran avance en la psicología del desarrollo de la percepción de los mecanismos que subyacen en el desarrollo del vínculo entre un bebé y su madre o, más generalmente, su tutor. Se basó en los resultados de los experimentos del equipo del Dr. Harry Harlow. La investigación se realizó en monos Rhesus, que (en resumen, ya que había varias variantes) podían elegir entre dos madres. Una madre era un muñeco de alambre y la otra un muñeco de madera cubierto con espuma y tejido agradable al tacto. Ambas madres tenían una temperatura caliente (dentro se instaló una bombilla emisora de calor). Eran del mismo tamaño y forma. Sin embargo, la mamá de tela, a diferencia de la mamá de alambre, tenía algo que Harlow consideraba una posibilidad de sentir `un tacto calmante´, y los monos podían acurrucarse, rozarse o amontonarse en un material suave que los cubriera.

Los monos se dividieron en grupos, donde un grupo recibió leche de la madre de alambre y el otro de la madre de tela. Resultó que ambos grupos buscaron contacto con la madre de tela (el grupo de mono que recibía comida de la madre de alambre prefirió pasar el tiempo durante el que no estaban alimentándose, junto a la madre de tela). Además, en el momento de cualquier peligro los monos de ambos grupos buscaron protección de la madre de tela. De manera similar, al explorar una nueva área, fue la mamá de tela la que fue tratada como una base segura para ambos grupos de monos.

Los resultados del experimento también incluyeron observaciones de que los monos que sólo tenían disponible una madre de alambre, siendo así privados del contacto calmante de la madre de tela, se desarrollaron peor, tuvieron problemas con la digestión de la leche, fueron más apáticos que el grupo que podía abrazar a la madre de tela (aunque recibieron la misma cantidad de la misma comida). También se observó un salto en el desarrollo cuando la madre de tela se puso a disposición de estos monos.

Las conclusiones del experimento prueban que el vínculo entre una madre y su hijo no es sólo resultado de la lactancia materna. En ese momento, esto permitió cambiar el enfoque psicoanalítico de que la succión como método de alimentación es, al mismo tiempo, placentera para el bebé y, desde este placer, se crea un vínculo: el amor brota. Aquí el amor y la unión son las necesidades primarias del bebé y tienen una importancia jerárquica superior que la satisfacción del hambre y la sed.

El vínculo entre la madre y su bebé no depende del método de alimentación. La alimentación satisface el hambre, mientras el vínculo significa cercanía, ternura, tacto, satisfacción de las necesidades. Es la certeza de tu bebé de que estás allí cuando te necesita, es su confianza depositada en ti y para que pueda confiar en el mundo.

¿Le das menor amor a tu bebé cuando lo alimentas con biberón? No, al. Menos, no tiene por qué ser así. Elige una posición similar a la de la lactancia materna, puedes sostener a tu bebé contra tu piel desnuda y dejar que escuche los latidos de tu corazón. Además de los horarios de alimentación, puedes brindarle cuidados de canguro, cargar a tu bebé en un cabestrillo, sostenerlo, mecerlo y acunarlo.

Hay una opinión general de que usar el biberón significa `Hurra, papá, la abuelita o el abuelito pueden alimentar a mi bebé; qué bien, porque así también desarrollarán un vínculo´. No tiene por qué ser así. La decisión es tuya. Cuando lo necesites o lo desees, alimenta a tu bebé tú misma. Sin embargo, cuando pienses lo contrario, pregúntale a tu marido / compañero o a otros miembros de la familia. Recuerda que tienes derecho a tratar la alimentación con biberón como algo íntimo, sólo para ti y t bebé, o para los tres.

Ser una mala madre o una peor madre

Tenemos una pregunta difícil para estas madres, que aún lloran por el sueño perdido irrevocablemente a causa de la lactancia materna.

¿Quién es mejor mamá?

La mamá A, que al oír el llanto de su bebé, se levanta de la cama, besa sonriente a su bebé, habla con él, canta, se siente arrebatada por la nueva cara que ha puesto, y mientras tanto prepara la fórmula.  `Aquí tienes mi amor, ya vas a comer´, dice ella, mientras abraza a su bebé y le da el biberón.

La mamá B, que escucha a su bebé quejarse, abre los ojos y está triste por pensar que es una mala madre, sale de la cama, se acerca a su bebé y lo coge en brazos llorando por ser una madre tan mala que ni siquiera puede alimentar a su hijo. Pasa desapercibida para ella otra nueva cara que pone su bebé. Mientras tanto, el quejido de su bebé probablemente se convierte en llanto. Prepara la fórmula, coge en brazos a su bebé y, mientras lo alimenta, llora con él.

Si te ves reflejada en la Madre B, ya es suficiente, es hora de dejar de desesperarse. No se puede hacer nada. Hay cosas más importantes que tienes que cuidar. No sirve de nada llorar sobre la leche que se pierde, especialmente cuando puedes reemplazarla con una buena leche de fórmula para bebés.

¿Cómo combatir los pensamientos negativos?

La desesperación, el dolor, la sensación de desamparo, la insatisfacción, la negación o la ira son emociones normales, naturales durante un cambio que percibimos como indeseables y que están fuera de nuestro control. Sin embargo, por el hecho de que sean normales y naturales no significa que podamos ser absorbidas por completo por estas emociones. Y aunque a veces es difícil acabar con ellas, lo cual resulta aún más complicado por el desequilibrio hormonal que sigue latente después del parto, tienes que lidiar con estas emociones por tu propio bien y el de tu bebé. 

Cuando no puedas acabar con los pensamientos y sentimientos negativos por ti misma o con la ayuda de tu familia y amigos, busca la ayuda de un psicólogo.

Tu bebé y tú

Un recién nacido tiene pocas formas o posibilidades para pedir ayuda o atraer la atención. Puede llorar exigiendo la satisfacción de sus necesidades, agarrar apretando tratando de detener a la persona que está con él, o sonreír aumentando su atractivo (donde al principio estos dos últimos comportamientos son reflejos y no una expresión consciente de necesidades). El recién nacido es completamente dependiente de los adultos. Y los padres están ahí para ayudarlo.

Para conocer a tu bebé, comprenderlo mejor, ser sensible a sus necesidades, no sólo tienes que desearlo, sino que también necesita posibilidades y espacio físico. Y no encontrarás este espacio mientras estés enfocada en ti misma y en tus emociones negativas. Por esto, la mejora rápida de tu condición psicológica es tan importante.

La mejor mamá del Mundo

No importa si alimentas con biberón o con el pecho. Lo importante es que ames y abraces a tu bebé, que tenga siempre lo que necesite. Lo importante es tu sonrisa, tus tiernas palabras, caricias y más caricias. Lo importante es el tacto suave con tu bebé, para que pueda crecer sintiéndose satisfecho, seguro y con un bienestar físico y psíquico.

Así que...querida, eres la mejor Madre del mundo, sonríe y abraza a tu bebé.

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